La mayor parte de su vida transcurrió en la vereda Pérez, jurisdicción del corregimiento de Arabia de Pereira. Allí mientras recolectaba café componía coplas, trovas y poesías. "Siempre fue el alma de las fiestas y acostumbraba a animar las reuniones familiares", cuenta su madre, María Mabel.
A los 17 años dejó la vereda y viajó a la capital en busca de oportunidades, "necesitaba salir adelante, buscar otras cosas que me permitieran crecer como persona", comenta el cantante.
En Pereira estudió ingeniería civil hasta quinto semestre y simultáneamente trabajaba como mensajero para una compañía de ingenieros. Por varios tropezones que tuvo en el camino dejó la carrera a mitad de camino, cosa que lo entristece un poco, pues le hubiese gustado terminar.
Antes de convertirse en cantante, Rivera era carpintero, le gustaba trabajar y moldear la madera, pues de ella salían hermosas creaciones que hacían más cómoda la vida de sus clientes.
Por esa época tuvo una decepción amorosa, que lo hundió en la depresión y en la soledad meditabunda de un hombre al que le han quitado todo. Estaba muerto con vida, vivía por vivir, dormía por dormir, comía por comer y lloraba, lloraba simplemente porque su corazón no hallaba sosiego ni felicidad.
UNO DE SUS ÉXITOS